Una vez que se ha decidido que vamos a apostar por realizar una reforma, ya sea en nuestra vivienda o en nuestro lugar de trabajo, nos surge la duda de si contratamos los servicios de un arquitecto para dirigir las obras o no. Existe la tendencia natural, que lleva al cliente a optar por contratar directamente a una empresa constructora, pensando que de ese modo, conseguirá abaratar costes, eliminando en la reforma la figura del arquitecto. Este elección es errónea en el 99% de los casos.
A continuación vamos a explicar las ventajas que obtenemos al contratar la figura del arquitecto como director de las obras, y desmitificar la leyenda de que contar con un arquitecto solo conlleva incrementar los gastos:
1. Asesoramiento personalizado
2. Conocimiento del mercado y control del presupuesto
En cualquier reforma hay que tener claro desde el inicio como queremos las cosas, todos los cambios que se hagan durante la obra, aumentarán el presupuesto. A veces, una vez que se empieza la obra, cuando se demuelen tabiques, forjados... surgen nuevos temas, por ejemplo instalaciones en mal estado... que hay que corregir sobre la marcha con la mejor solución y el menor coste posible. Hay que conocer el plazo de entrega de los materiales, ya que esto perjudica considerablemente la planificación en el tiempo de la obra.
3. Cumplimiento de la Normativa y garantía de seguridad
El arquitecto buscará soluciones de proyecto que se adapten a la normativa vigente en cada momento, diseñando un espacio habitable que cumpla con todas las condiciones de calidad, sostenibilidad, habitabilidad, salubridad y estética, de modo que le permita al cliente una vez finalizada la obra disfrutar de su vivienda o de su lugar de trabajo, con las máximas garantías de confort. Además, todo el proceso contará simultáneamente con la garantía que ofrece el Colegio oficial de Arquitectos correspondiente, que vela por la seguridad y calidad de los proyectos y obras, exigiendo el cumplimiento de la Normativa y Garantía de Seguridad.
4. Simplicidad en las gestiones y en el seguimiento de las obras.
El arquitecto será el encargado de quitarle al cliente la obligación de realizar todos los trámites necesarios a la hora de realizar una obra de reforma. La complejidad que implica para el cliente el hecho de solicitar licencia de obras, gestionar el visado de los documentos, los seguros en el caso de que fuesen necesarios, queda reducida a cero, puesto que el arquitecto se va a encargar de realizar todos los trámites desde su experiencia y conocimiento. Del mismo modo, será el encargado de supervisar las obras desde la idea inicial hasta el resultado final, resolviendo dudas y/o conflictos que vayan surgiendo a lo largo del proceso, eximiendo al cliente de muchos quebraderos de cabeza. Es misión del arquitecto lidiar esos problemas y buscar las soluciones más favorables en cada circunstancia.
5. Calidad del diseño y de la ejecución
Gracias a su capacidad de interpretación de los espacios, de la luz, de las orientaciones, el arquitecto va a conseguir que el resultado de su reforma, desde el boceto inicial hasta el acabado definitivo, esté dotado de una calidad extra que de otra forma no hubiera podido conseguir, lo que le otorga un valor añadido a su nuevo hogar o ambiente de trabajo.